El valor de la amistad y maternidad inclusiva
La amistad es muy importante y más aún cuando se comparten tantos momentos y anécdotas, pero es más bella aún cuando compartimos una maternidad inclusiva.

Todo comenzó en marzo del año 2000, mi primer año de universidad con toda la ilusión, un mundo nuevo, experiencias, amigos, estaba feliz. Aún me recuerdo a mí misma el primer día de clases, una niña temerosa a lo desconocido, pero con mucha energía, con esas ansias de comerme el mundo (como es normal a esa edad) tratando de memorizar caras y nombres. Muy cerca de mí veo a una chica delgada, de grandes ojos azules y tan pequeñita como yo, pero esa niña no me miraba con cara de seamos amiguis, sino que todo lo contrario. Ella me miraba con cara de perro chiguagua estresado y mal genio. Yo me preguntaba por qué, no tenía ni idea de que pasaba, sólo me decía a mi misma “esta es una guerra entre dos enanas” por qué os puedo asegurar que ninguna de las dos llegamos al metro y medio, pero la carita de enfado de las dos nos hace muy altas.
Pasada justo una semana, en los pasillos de la universidad, esta chica se acerca a mí y me pregunta en qué colegio estudié y luego mi nombre y ¿saben cuál fue su reacción?, pues bueno, se comenzó a reír, una de esas risas contagiosas y yo ahí sin entender nada y acto seguido me dice, te confundí con una compañera del colegio que me cae fatal (vamos que puso a aquella chica a caldo) nos miramos y hasta el día de hoy no nos hemos vuelto a separar.
Las dos hicimos nuestras vidas, yo tomé la decisión de emprender un viaje de 14.000 kilómetros donde poder realizarme en todos los sentidos de la vida y ella decidió hacer lo mismo pero cerca de la familia. La distancia nunca ha sido un impedimento para estar conectadas y a pesar de que en algún momento tuvimos nuestras diferencias fuimos capaces de afrontarlas y apostar por esta amistad, siempre mirando hacia adelante, nunca entendimos el porqué de tanto cariño y confianza entre las dos a pesar de la distancia, pero sólo con el pasar de los años lo descubrimos…
En abril del 2012 nace mi F.Star (su primer hijo), todo se complicó en el parto, solo quedaba esperar a que ocurriese un milagro y como sí existen, esa pequeña estrellita ahora está entre nosotros, dándonos muchas alegrías y felicidad y lecciones de vida
En 2014 nace mi hijo, otro pequeño milagro, pero esta vez en mi vida y en septiembre del 2016 en una llamada para mi cumpleaños le cuento a mi gran amiga Patty (@pattymarquez_l) lo que estaba pasando con mi pequeño. Tal vez no fue una llamada en las que he estado más feliz, pero claro, en ese momento no tenía nada que celebrar. Pasados los meses comencé a ver las cosas de otra manera y logré entender muchas otras, como que nada es porque sí, que nuestra amistad y complicidad siempre ha tenido un significado y no sólo era para estudiar juntas, compartir secretos, ni mucho menos para nuestras salidas nocturnas, no, era para construir nuestra historia juntas, con nuestras familias, para acompañarnos en este largo camino a la montaña, ese camino que tiene fecha de salida pero no de regreso, porque nuestros hijos con necesidades especiales. Ambos nacieron con distintos diagnósticos, pero ambos con necesidades especiales, con sus propios sueños, anhelos y sentimientos en esta vida; y nosotras como madres compartimos el mismo camino, pensamiento, dolor, angustia y miedo al futuro.
Amiga, no te puedo prometer que este camino será fácil, tampoco te puedo asegurar que nuestros hijos jamás serán víctimas de bullying, porque lamentablemente vivimos en una sociedad que es parte de ser el “líder”. Pero si te puedo prometer, que nuestros hijos saldrán adelante y que nunca va a existir maldad en ellos porque simplemente no la conocen. Prometo estar siempre a tu lado, apoyándonos mutuamente como hasta ahora, no te dejare caer, siempre voy estar ahí para recordarte lo fuerte que eres y todo lo que habéis logrado como familia en este largo camino, prometo que te ayudare con tus lagrimas, así como tu me ayudas con las mías.
También te quiero prometer que vamos a estar siempre juntas en este camino, porque sólo ahora soy consciente y puedo llegar a entender el por qué en cierto momento nuestras vidas se unieron y que este siempre ha sido y será parte de nuestra vida y destino, el que ha estado escrito desde el minuto en que nacimos.
De la fuerza de esta amistad es que también ha nacido este blog, porque así entendí la importancia de que exista la “maternidad – paternidad – amistad” inclusiva. Te invito a que conversemos, aquí encontrarás un hombro donde apoyarte.