Algunos indicadores para una detección temprana / precoz en TEA
La gran pregunta que todos nos suelen hacer como padres es: ¿cómo nos dimos cuenta de que nuestro hijo tiene autismo?, ¿qué pasó?, ¿en qué momento?

Con tan solo 1 año y 4 meses comenzamos a notar ciertas cosas que nos chirriaban muchísimo y la primera fue la ausencia de lenguaje, pues nos parecía muy extraño que no dijese absolutamente nada, teniendo en cuenta que con tan solo 7 meses ya había comenzado con el PA-PA, MA-MA, lo más normal dentro del desarrollo de un niño a esa edad, sin embargo de un día para otro dejó de decirlas (regresión en él “lenguaje”).
Con el tiempo comenzamos a notar otras situaciones que llamaron nuestra atención como: la carencia de contacto visual, pues él no era capaz de mirarme a los ojos, ni mantener el escaso contacto que lograba en ocasiones; tampoco señalaba (conocido como pointing), no decía hola ni adiós haciendo el gesto con la mano y la tercera y no menos importante era que no respondía a su nombre. Con todo esto lo primero que hicimos fue pedir cita con su pediatra, quien hasta el día de hoy es un gran apoyo en nuestras vidas y al igual que nosotros pensó que era mejor pecar de exagerado que luego arrepentirse y ahí comenzamos este largo camino con neurólogos, psicólogos, psiquiatras, otorrino, oftalmólogo, logopedas y un largo e interminable etc.
Los primeros exámenes que nos enviaron fue el de potenciales evocados (Otorrino) para descartar que no tenga problemas de sordera y al oftalmólogo para descartar que no tenga problemas de visión ya sea miopía, astigmatismo, etc. Siempre tuvimos claro que tenía una agudeza visual y auditiva envidiable así que descartamos que el problema fuese por ahí.
Otra de las alertas fue que no jugaba de forma adecuada con sus juguetes y a esto me refiero que sólo los tiraba arriba de la mesa de comedor y ya está, eso le hacía mucha gracia; esta conducta radica en que no sabía jugar con ellos, no hacía un uso adecuado ni funcional. Poco a poco fui notando más cosas como la falta de juego simbólico y por supuesto la gran falta de socialización con sus iguales.
Hay casos en el que vemos niños con TEA que continúan un desarrollo dentro de los parámetros y llegado cierto momento se produce una regresión en algunas o tal vez todas las áreas.
En otros niños también podemos ver algunas conductas repetitivas y estereotipadas como, por ejemplo, querer irse siempre por el mismo camino, alinear los cochecitos, mover sus manos o dedos de forma sutil delante de sus ojos, agitar sus brazos repetidamente; otro indicador son las alteraciones de la conducta .
También podemos ver niños con problemas de procesamiento sensorial. A grandes rasgos hablamos de dificultades llamadas: Hipo / hipersensibles, sistema vestibular y propioceptivo y por último y menos importante el sentido kinestésico (algunos ejemplos pueden ser: dificultades a la hora de percibir el frío y el calor, de texturas con la ropa, zapatos, alimentos o en las manitas como por ejemplo a la hora de trabajar con la plastilina, también nos podemos encontrar que tienen dificultades con los ruidos, olores o tal vez las luces, un ejemplo muy claro es a la hora de ir a una feria, me refiero a la sobre estimulación de luces en los juegos y los ruidos ya que nos encontramos con música a niveles muy elevados).
Hay que dejar claro que cada niño o persona con autismo es diferente de otras, no todos presentan las mismas características ni necesidades, simplemente estos son algunos patrones que nos pueden ayudar a detectar a tiempo que algo está pasando. Tampoco es bueno mirarlos con lupa y sobre todo nunca, jamás se nos puede olvidar que son niños y continúan teniendo las mismas necesidades que el resto de peques.